Nuestra enlutada Madre derrama hoy una lágrima por su hijo Fulgencio Solano. Una lágrima de amor por un hijo que no la acompañará más por las calles de la ciudad. Está vez es ella, Nuestra Madre, la que te lleva en volandas de su mano ante el Creador. No para que rindas cuentas, eso está de más, El sabe como eres, simplemente para darte la bienvenida en el Reino de los Cielos.
Tu fallecimiento ha cambiado nuestras vidas, pero mucho más la va a cambiar el imborrable recuerdo del tiempo que nos dedicaste. Tenemos presente tu rostro, tu voz... aunque pase el tiempo, pues sabemos que desde el cielo y junto a Nuestra Madre, sonreirás al ver "salir y recogerse" a Nuestra Soledad.
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