Devoción a la Soledad

Origen y devoción de la Stma. Virgen de la Soledad.
Venerada Madre de los Marrajos.

La devoción que la ciudad de Cartagena profesa hacia Ntra. Sra. de la Soledad, va unida con el devenir de la misma.

                Desde tiempos que se pierden en la historia y de generación en generación, el barrio de pescadores afincado en pleno corazón de la ciudad, junto a su Catedral, siempre ha sentido especial cariño y fervor popular a la Virgen Marraja de la Soledad.

Tal es así, que las gentes del mismo barrio le tiene dedicada tres calles bajo su patrocinio, (Calle de la Soledad, Callejón de la Soledad, y Plaza de la Soledad), y es precisamente en su altar del Callejón, donde arden las plegarias y oraciones en su honor, y siempre prenden encendidas las velas y flores que diariamente sus devotos le ofrecen.

Consta en los archivos que en 1605 se procesionan las imágenes de Jesús Nazareno y de la Stma. Virgen de la Soledad en rogativas de agua; (imágenes que pertenecían a la Cofradía del Rosario, anterior a 1540, y que con el trascurrir de los años se convertiría en la actual Cofradía Marraja, cuyos Estatutos fueron aprobados de nuevo, por perdida de los primitivos, en 1663 por el Obispo de Cartagena D. Juan bravo de Asprilla).

En pleno siglo XVII, cuando se refunda la Cofradía Marraja, la Virgen de la Soledad adquiere una mayor popularidad y devoción, tanto que en la Iglesia de los Dominicos donde recibe culto la imagen, sus devotos piden ser enterrados junto a su imagen, en la Cripta de la Cofradía, dejando rentas testamentarias para el cuido y arreglo de la Virgen.

En el siglo XVIII, está completamente afianzada en la ciudad la Cofradía Marraja. Esta pasa por una época floreciente. Termina las obras de ampliación en su capilla. Se entronizan las imágenes del Jesús Nazareno y de la Virgen de la Soledad. Realiza su retablo en madera tallada y pan de oro. Y  la devoción y el cariño a la Virgen Marraja de la Soledad es patente entre los habitantes de la ciudad.

En el año 1704, la imagen de la Stma. Virgen de la Soledad, vuelve a salir con el Jesús Nazareno en rogativas de aguas y consta en el Archivo Municipal de Cartagena que llovió tan abundantemente, que los vecinos de la ciudad pidieron en diversas ocasiones a la Cofradía el sacar  las Sagradas imágenes en rogativas. Con el transcurrir de los años, las imágenes del Jesús y de la Soledad gozaban de gran devoción y tenían fama de milagrosas.

El 7 de marzo de 1759, la imagen de la Soledad es reclamada de nuevo en rogativa, y vuelve a salir del convento de los Dominicos hasta el de San Diego, donde se celebró un Solemne Novenario en el que se llegó a gastar la cantidad de 250 reales en cera.

En 1761, en la procesión del Encuentro, después del Sermón del Paso, la Imagen de la Virgen de la Soledad (advocación única que desfilaba en mañana y por la noche), mediante un ingenioso mecanismo “movía” los brazos en ademán de abrazar a Jesús en el instante del Encuentro, lo que producía un emotivo y profundo sentimiento entre los fieles que vivían tan impresionante momento.



También en el siglo XVIII se edita e imprime el Septenario en Honor y Gloria de la Stma. Virgen de la Soledad de los Marrajos que se dedica todos los años en Cuaresma después del Novenario del Jesús Nazareno. Septenario que se interrumpió en la Contienda Civil y que a día de hoy sigue sin recuperarse.

La Cofradía Marraja junto con los frailes Dominicos, realizaban en la tarde del Viernes Santo la “Solemne Función del Desclavamiento de Cristo”, donde se escenificaba con el Yacente y la Virgen de la Soledad  el emotivo acto del Descendimiento de Jesús de la Cruz y puesta en el Sepulcro del cuerpo de su Hijo, (que para ello tenía los brazos articulados), y terminaba el acto con la imagen de la Stma. Virgen de la Soledad velando el cuerpo de su Hijo. Esta escenificación reunía una gran multitud de fieles y devotos.

En 1773, en la procesión del Santo Entierro, dada la devoción y seguimiento, y al elevado número de penitentes, convidados, clérigos y promesas que lleva la imagen de la Stma. Virgen de la Soledad, se recomienda a los Comisarios de la procesión especial cuidado y que se fuera conteniendo a sus acompañantes, para así evitar quiebras que desluzcan la contemplación de la imagen de la Virgen, porque los hermanos que traen la Soledad son muchos y se procura el mayor arreglo.

En el siglo XIX la imagen de la Stma. Virgen de la Soledad sigue gozando entre los cartageneros de un cariño especial y en su altar de la Capilla Marraja de Santo Domingo, así como en el Callejón que lleva su Nombre no faltan las peticiones, oraciones, velas encendidas, flores, y un sinfín de promesas de diversa índole realizadas en cera trapo, cartón, metal y plata.

En estos mencionados años del siglo XIX, la Madre de los Marrajos es agasajada por sus devotos con diversas ofrendas y óbolos. En 1852 restauran el trono construido en el siglo XVIII, que corre a expensas de la familia Lorente. En 1882 le regalan unos cuatro elegantes candelabros para el trono. En 1891 el Comisario Marrajo Sr. Lorente encarga bajo su pecúnio al escultor Francisco Requena, otra reforma al trono para portarlo a ruedas.

En 1892 la Marquesa de Escombreras Dª. Trinidad Aguirre Aldayturriaga de Roux dona a la Madre de los Marrajos una túnica blanca y un manto de terciopelo negro bordados en oro en Francia.


Con esta devoción tan arraigada entre los cartageneros a la Stma. Virgen de la Soledad entramos en el siglo XX.

Comenzado el siglo XX, y con gran devoción, se realizan los cultos en Honor a la Stma. Virgen de la Soledad en la Capilla Marraja de la Iglesia de santo Domingo,  constituyendo su Septenario la función principal de ellos.

En estos años de principios de siglo, la Imagen de la Stma. Virgen de la Soledad de los Marrajos, goza de una devoción sin precedentes, y bajo su amparo y protección se contemplan grandes familias cartageneras.


En 1922 la Marquesa de Fuente González, Excma. Sra. Dª. Beatriz Asensio Herrero de Saez, dado el cariño y devoción que profesa a la imagen de la Stma. Virgen de la Soledad realiza la donación de un broche, una túnica de raso blanco y un manto de terciopelo negro completamente bordado en oro en la afamada Casa Mustieles de Madrid.



En 1925, llega a Cartagena procedente de Madrid una nueva imagen de la Stma. Virgen de la Soledad, obra del prestigioso escultor D. José Capuz Mamano. Con esta nueva imagen, los Marrajos pretende engrandecer con obras de escultores reconocidos la Cofradía. Pronto la imagen de la Stma. Virgen cala hondo en la devoción del pueblo, pues ven en Ella el recogimiento y compasión del momento de la Pasión.    
                                       

Así llegamos a los años de la Guerra Civil Española, donde dolorosamente es destruida la imagen de la Stma. Virgen de la Soledad.

Terminada la Contienda, la devoción de Cartagena a la Stma. Virgen de la Soledad sigue siendo muy sentida. Y siendo la Cofradía Marraja consciente de ello, mientras no se realiza el encargo a un escultor de constatado prestigio, se encarga al escultor Alfonso Rigal que estaba realizando el periodo militar en nuestra ciudad una imagen de la Virgen.


El 12 de diciembre de 1941, la Cofradía Marraja encarga al reconocido y prestigioso escultor D. José Capuz una nueva imagen de la Stma. Virgen de la Soledad.

La nueva imagen llega a Cartagena en la madrugada del 16 de abril de 1943, festividad de nuestra Patrona. Es bendecida el Miércoles Santo 21 de abril en la Capilla de la Cofradía por el Canónigo de la Santa Iglesia Catedral  de Cartagena y Arcipreste de Esta Rvdo. Sr. D. Tomás Collado González, desfilando en la procesión del Viernes Santo del mismo año, impresionando a la ciudad de Cartagena, pero sobre todo a cofrades y devotos.






















Sorprendió a todos esta magistral obra de bello Dolor de Madre, que sigue los pasos de su Hijo muerto la noche del Viernes Santo. Supo plasmar el Sr. Capuz en esta imagen una cara de de dolor contenido. Unos ojos fijos que parecen mirar a la eternidad y leerse en ellos el ansía incontenible de morir, de reunirse para siempre con el Hijo Amado.
 

Con esta bella imagen de Madre, la ciudad de Cartagena ha sabido responder a su Dolor, y su devoción ha ido creciendo, si cabe, día a día. Prueba de ello es que al año siguiente de su llegada a Cartagena, un hermano y devoto de la Virgen dona una corona realizada en Casa Granda de Madrid. Y sus devotos no han parado de ofrecerle muestras y pruebas de cariño hacia Ella. Hasta el propio escultor le hace la donación de una mantilla realizada en oro fino, con pétalos de flores policromadas por el mismo.

En 1945 dado el cariño que profesa su Camarera Dª. Caridad Carreño hacia la Virgen, hace la donación de la ampliación del manto de procesión, así como su bordado.

Es en la Cuaresma de1946, cuando el Contraalmirante Excmo. Sr. D. Juan Muñoz-Delgado y Garrido, hace entrega a la Imagen de la Soledad del Fajín de General, convirtiéndose en la primera imagen de Cartagena en tener tal condecoración.

En la Semana Santa de 1948, la ciudad recibe la visita de la Excma. Sra. Dª. Carmen Polo Martínez-Valdés, Señora de Meirás y esposa del Jefe de Estado el Generalísimo D. Francisco Franco Baamonde. El Viernes Santo contempla la procesión desde el balcón del Palacio de Capitanía. Al paso de la Virgen por la puerta del Palacio, el trono es vuelto hacia el balcón donde se encontraba la Sra. Dª. Carmen Polo, acompañada del Capitán General de la Zona Marítima de Cartagena D. Francisco Bastarreche y Díez de Bulnes, y del Hermano Mayor de la Cofradía Marraja D. Juan Muñoz Delgado. Dª. Carmen Polo hace entrega a la imagen de la Virgen de la Soledad de una Cruz de oro con esmeraldas y D. Francisco Bastarreche regala a la Virgen como gesto simbólico el Bastón de Mando de la Plaza de Cartagena, cediendo el mando a la Virgen.

Hay que reconocer que el Sr. D. Francisco Bastarreche además de ser gran devoto y admirador de la Virgen Marraja de la Soledad, era una persona muy respetada y querida entre los cartageneros. Tal es así, que un año, estando ya retirado, se encontraba contemplando el desfile de la Virgen como un ciudadano más sentado enfrente de la puerta de Capitanía y al paso del trono de la Virgen de la Soledad, los portapasos al enterarse de que estaba viendo a la Virgen, en vez de volver el trono hacia el balcón donde estaba el Capitán General actual, lo volvieron hacia donde se encontraba D. Francisco Bastarreche, dando la espalda al balcón donde estaba las autoridades y hasta ellas mismas aplaudieron la deferencia hacia su persona.

En 1951 en colecta ciudadana de sus devotos y con el donativo de Dª Caridad Carreño del dinero que faltaba para pagar al orfebre, se realiza para la imagen de la Virgen una corona de plata con diseño especial para ella.

Dado el auge que su devoción arrastra entre los cartageneros, en 1956 y en demanda de ello se crea en Cartagena la primera Junta de Damas de una imagen de la Virgen, y se pone de Presidenta a toda una fuerza de la sociedad cartagenera Excma. Sra. Dª. Sofía Arana de Mendizabal,  Condesa de Peñaflorida.

En estos años, el cariño y devoción a la Stma. Virgen de la Soledad va en aumento y prueba inequívoca de ello son las donaciones que va recibiendo la Imagen: broches, mantillas, sayas, túnicas mantos, etc….

En el veinticinco aniversario de la llegada de la imagen de la Virgen de la Soledad a Cartagena, 1968, se realiza una exposición en la Capilla Marraja donde se expone a la Madre de la Cofradía con el manto de procesión a su espalda, es decir, de fondo de Ella, lo que resulta muy atrayente, ya que nunca se había contemplado a la imagen de esta forma. Ante la imagen desfila  una multitud de personas que quieren ver a la Virgen de cerca y rendirle pleitesía.

En la década de los 70-79, su devoción sigue siendo un referente entre los cartageneros, aunque con la nueva Liturgia marcada por el Concilio Vaticano II, mal interpretada por algunos, no se dan pasos en auge a su devoción fuera de nuestras fronteras.

En 1982 se organizan varios acontecimientos en honor a la Stma. Virgen de la Soledad, tanto religiosos, como culturales. Entre ellos cabe destacar el Primer Certamen Literario en honor a la Virgen donde participaron y se presentaron más de cien obras a concurso, llegados de diversos lugares de España.

En 1983 y dado el empuje que los devotos ejercen en su cariño hacia la Virgen de la Soledad, la Agrupación de la Virgen solicita a la Cofradía Marraja permiso para sacar el trono a hombros por Portapasos Promesas en su procesión del Viernes Santo. Permiso que no es concedido por falta de tiempo, teniendo los devotos portapasos que conformarse con la desilusionante denegación.

EL Papa Juan Pablo II otorga el Año Santo Mariano en 1987 y realiza la apertura en la Basílica de San Pedro de Roma. En Cartagena es bien recibida por las Agrupaciones Marianas, y el poeta cartagenero D. Antonio Navarro Zamora realiza una petición a las Cofradías para sacar en procesión a las Vírgenes de más raigambre en el fervor popular de la ciudad. La Cofradía Marraja decide junto con las restantes Cofradías de Cartagena, sacar a su Virgen Titular.



Una gran afluencia de fieles, devotos y cofrades asisten a la procesión que sale de la Iglesia de Santa María de Gracia camino a la Real Basílica de la Caridad para acompañar a las imágenes de sus Virgenes. La Imagen de la Virgen de la Soledad es acompañada jubilosamente durante el trayecto por una gran multitud de devotos haciendo turnos para portarla.

La Real Basílica de la Caridad se quedó pequeña para acoger a la gran afluencia de devotos. Cinco representaciones de María se encontraban juntas por primera vez para ganar El Jubileo Mariano, cinco fotos distintas de la misma Madre mirándonos, pero un solo Amor a la Virgen celestial.

Cartagena Cuando contempla a su Virgen de la Soledad, a su Virgen Marraja, siente algo especial. Y como dijo el poeta “Brota del corazón el amor; renace la caridad”. Es claro exponente de nuestras raíces religiosas más profundas, de las creencias de un pueblo fiel y devoto.

En 1987, se consigue la autorización por parte de la Cofradía para sacar el trono de su Virgen a hombros, empieza una autentica expectación entre sus devotos para apuntarse a las listas de Portapasos. Pronto se completa el número de las 120 personas que se necesitan para portar el trono, los restantes apuntados tienen que guardar rigurosos turnos de reserva para poder portarla en años venideros.

En 1989 la Cofradía Marraja retoma la vieja aspiración que tiene desde hace años de Coronar Pontificia y Canónicamente a Su Madre de la Soledad. Se recopila toda la documentación requerida para la petición, y se envía como manda el Canon Eclesiástico a la Sagrada Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos en Roma, con los pliegos de postulaciones, - firmas de adhesión -, recogidos entre los ciudadanos de Cartagena y devotos de la Virgen, junto al suplicatorio. Tras unos meses de estudio, la Sagrada Congregación otorga la ansiada autorización Eclesiástica, informando que el contacto a partir de entonces será a través del Obispo de Cartagena, quien como Delegado Pontificio señalaría fecha y lugar para llevar a buen término el ilusionado proyecto de la Coronación Pontificia y Canónica de la Virgen Marraja.

La fecha de la Coronación  se fija para el Día de la Madre, domingo 7 de mayo de 1995, y se da a conocer a los medios de comunicación tal evento. Pronto se crea en la ciudad una expectación sin precedentes dentro de la Semana Santa cartagenera, ya que la Imagen de la Virgen de la Soledad, la Venerada Madre de los Marrajos, será la primera imagen de Semana Santa dentro del Obispado de Cartagena en tener tal distinción Eclesiástica.

Desde aquí todo será un clamor popular. Se  organizan todo tipo actos, Religiosos y lúdicos en su honor, Acto de Des-coronación, para que la imagen esté sin corona durante un año. Se convoca un premio para confeccionar el Cartel de la Coronación, que recae en el Comisario Marrajo Ángel Monteagudo. Besamanos con la Imagen Des-coronada. Ciclos de Conferencias Religiosas. Exposiciones. Montaje de la Sagrada imagen en el Altar del Corpus Cristi. Rastrillo recaudatorio. Ayudas de mantenimiento al Comedor Social de Niños de San Diego. Azulejo conmemorativo de la Coronación con la imagen de la Virgen a tamaño natural, Medallas de la efemérides. El Excmo. Ayuntamiento de Cartagena editó un Bando haciendo partícipes a los cartageneros del evento. En la Iglesia de Santo Domingo se realizó un Quinario Preparatorio de la Coronación. El Ayuntamiento de Cartagena concedió la Medalla de Oro de la Ciudad de Cartagena a la Virgen.

Su Santidad el Papa Juan Pablo II, por mediación del Nuncio Apostólico en España, hizo entrega del Escudo de su Pontificado en oro para que lo coloquen en la corona de la Virgen. Mandando un Saluda y la implorada Bendición Apostólica a los asistentes a dicho Acto de Coronación.

La procesión de camino a la Coronación fue algo inusual. La apertura de las puertas de la Iglesia de Santa María de Gracia para dar inicio la procesión, estaban previstas a las seis de la tarde, pero dado el número de personas y devotos que acudieron, tuvieron que ser abiertas una hora antes, a las cinco. El templo se llenó en un suspiro, y los Portapasos para portar el trono se contaban a cientos.

Todos los portapasos de las agrupaciones hermanas de, Jesús Nazareno, Dolorosa, Medinaceli, Piedad, San Juan Evangelista, Magdalena, Virgen del Primer Dolor, Virgen del Consuelo, Virgen del Amor Hermoso, y devotos en general quisieron portar el trono de la Virgen aunque solo fuese por un instante, y se hicieron turnos para ello.

Heraldos tocando trompetas anunciaban el cortejo. Cruz de guía y ciriales; monaguillos con incienso y campanas; Estandarte de la Cofradía, Banda de música; Corona y Padrinos de la Coronación que recayó en una Religiosa de la Caridad y un Pescador retirado; Escolta de Honor de la Virgen, Trono de la Virgen de la Soledad; Presidencia de Honor, Comité ejecutivo y devotos en general encaminaron el trayecto hasta el Puerto.

El trono de la virgen fue portado por todos los Portapasos que no quisieron perderse ese honor. Salves entonadas a cada pocos metros, una multitud de aplausos mezclados con “vivas a la Virgen” y una lluvia de pétalos de olorosas flores anunciaban que la Virgen Marraja de la Soledad estaba pasando camino a su Coronación.

Al paso de la Stma. Virgen por la puerta del Palacio Consistorial que estaba engalanado para la ocasión, salió el Alcalde de Cartagena con toda la Corporación Municipal con los Maceros a recibir a la Virgen y sumarse al evento, acompañándola hasta el lugar de la Coronación.

Los Heraldos anunciaban con sus trompetas que el paso de la Virgen se encontraba en las  puertas del Palacio de la Autoridad Portuaria, donde  estaba el Delegado Pontificio y Obispo de Cartagena Monseñor D. Javier Azagra Labiano, esperando para sumarse al cortejo; casi medio centenar de sacerdotes abrieron paso al Obispo hasta llegar al altar donde fue colocada la Virgen con sumo esmero entre los aplausos del público.

Nada más empezar la Ceremonia del Pontifical, empezó a llover, (hasta las gotas de agua del cielo, quisieron besar el rostro de nuestra Madre), pero del lugar no se movió ni una hoja de un árbol. No se lo quiso perder nadie. Solo fue un chispeo, el agua también quiso hacer acto de presencia y agasajar a la Virgen en su Soledad.

Después del fervorín con que nos deleitó el Obispo de Cartagena, que hizo recuerdo al desembarco por estas tierras del Apóstol Santiago, y del amor a la Virgen que Cartagena le profesa, Bendijo la corona bajo el Canon Romano Pontificio y subió las escaleras preparadas para alcanzar la altura de la Imagen, entre un silencio sepulcral y una expectación abrumadora.


La Madre de los Marrajos, nuestra Virgencica la Virgen de la Soledad, fue Coronada entre una multitud enfervorizada de devotos y ciudadanos que abarrotaban al completo toda la Explanada del Puerto, en la Plaza de los Héroes de Cavita y Santiago de Cuba, bajo una lluvia de flores a su paso, de lágrimas, de piropos, aplausos, música, Himno Nacional y Vivas a la Virgen.  El reloj del tiempo pareció detenerse en ese instante de la Coronación que fue tan emotivo para todos los cartageneros y devotos.



Las principales autoridades, Eclesiásticas, Civiles y Militares, así como miles de personas acudieron a la cita para no perderse este momento y así disfrutar de la ceremonia de la Coronación Pontificia y Canónica de la Virgen Marraja.

El regreso a su casa, a la Iglesia, también fue deslumbrador; lluvias de flores a su paso caídas desde los balcones alfombraban las calles, Salves cantadas por sus devotos se entonaban a cada instante, Vivas y más Vivas salían de las gargantas de sus hijos, aplausos, saetas a cada instante nacían de las gargantas quebradas, y lágrimas emocionadas en los rostros no paraban de brotar. De esta manera se recogió en la Iglesia la imagen de la Virgen de la Soledad, entre una multitud enfervorizada de devoción y amor.

La Coronación de la Virgen de la Soledad, ha supuesto un antes y un después en su veneración. Jamás pensaron nuestros antepasados que se llegaría a tal meta en su devoción.

Desde 1995 hasta nuestros días, la Madre de los Marrajos, sigue conmoviendo los corazones de los cartageneros, y su devoción va en aumento. Tanto es así, que desde la Coronación, la imagen ha tenido que pasar su culto desde la hornacina lateral del retablo de la Capilla Marraja, a tener Capilla propia en la Iglesia Castrense de Santo Domingo.

Hoy día el culto a la Virgen de la Soledad, a nuestra Madre Marraja ya no puede llegar a más, ni más alto, pues en su Capilla de la Iglesia de Santo Domingo y a los pies de Ella, han puesto la Reserva del Santísimo de la Iglesia. Y cada día, y a cada instante nuestra Virgencica está siempre acompañada de lo más Grande y más Excelso que tiene nuestra Fe. El Cuerpo de Su Hijo. Y así lo demuestran los fieles que acuden todos los días a rezar al Señor, que se escapa una mirada y una oración a Ella, a la Soledad de Cartagena. Ahora es cuando verdaderamente la Soledad no está SOLA. Oraciones de corazones enfervorizados, multitud de peticiones silenciosas, Plegarias nacidas del alma cartagenera, se depositan a los pies de Ella a cada instante.

En los presentes años del siglo XXI, los óbolos de agradecimiento por las mercedes recibidas, no cesan de producirse y su ajuar habla mucho de ello.

La devoción y el clamor que suscita en la ciudad todos los Jueves y Viernes Santos de cada año son inexplicables. ¿Cómo explicar lo que siente cada persona al contemplarla?  ¡Imposible!.

Desde que la imagen se coloca en su trono, un rio de personas, no cesan de pasar a su lado, de dirigir una mirada, de rezar una oración. Ante Ella desfila una multitud incontable de personas, simplemente quieren estar, verla un instante.

Su paso por las calles de Cartagena es un enfervorizado caminar, un verdadero peregrinar. Desde que el trono de la Virgen Marraja es alzado por sus Portapasos en el interior de la Iglesia antes de su salida, hasta su recogida, “porque la Virgen en Cartagena se recoge a descansar”, es un delirio popular.

Las Calles abarrotadas, empujones, aplausos, vivas y saetas, Jaculatorias, lágrimas y lluvias de flor a su paso, se suceden a cada instante; es, como dijo el poeta, “Ha descendido la Virgen del Cielo a Cartagena”.

No hay ojos en las caras de las personas que contemplan su procesión, todos están puestos en la imagen de la Virgen Marraja de la Soledad.

 Y su recogida…  ¡Quien no ha visto recogerse a la Virgen en Cartagena no ha visto las procesiones de ella!.

La recogida de la Virgen de la Soledad en la iglesia de santa María de Gracia es la máxima expresión religiosa del pueblo cartagenero. Como si de un milagro se tratara, una multitud de personas van juntándose por los rincones de las calles adyacentes a la Iglesia. Y aún sabiendo que no podrán verla entrar por la cantidad de almas que se reúnen, asisten como abducidas por amor a su Madre. Y de repente, como si de otro milagro surgiera en medio del clamor, se hace un silencio conmovedor absoluto y se empieza a cantar la Salve cartagenera a la Virgen Marraja. Vuelven a brotar las lágrimas en los ojos de sus hijos, para dar paso en un clamor de amor por saber que la Virgen, la Madre del Viernes Santo, Nuestra Soledad de Cartagena, la Soledad Coronada, ya está entrando en su casa entre el delirio del pueblo y los Honores Militares que el Piquete Militar de Infantería de Marina le Honra.

Así, de esta  forma, desfila y se recoge, año tras año,  la Stma. Virgen de la Soledad, la Madre de los Marrajos, la Soledad Coronada, nuestra Soledad de Cartagena; entre el Amor de sus hijos…
La virgen "se recoge".
"La Virgen, pues, "se recoge"; es decir
la Virgen se retira a su casa a descansar
de la caminata, a meditar en su
corazón todas las manifestaciones de
amor, todos los requiebros, todos los
misterios que ha visto y presentido
en este nuestro pueblo admirable."
I.Valverde- "Cali o Marra".
*****
¡Que se paren los relojes!

 ¡Que se paren los relojes!
¡Que se paren todos, Madre,
a la puerta de la Iglesia,
mientras cantamos la salve!
¡Que la Luna de Nisam
y las estrellas, y el aire,
y el aroma de las rosas
y los claveles, se paren!
¡Que se detenga la noche,
el Viernes Santo no pase
y, para tenerte siempre,
hasta la vida y la sangre
y el corazón, y el latido,
y las miradas, se paren!
¡Que no te recojas nunca,
 Señora, que no te guarden,
que es muy poco, -cielo y gloria-,
el tiempo de pasearte,
y de mecerte en tu trono,
y de aplaudirte, y rezarte!
¡Que detengan Tierra y Cielo
las alas de los Arcángeles,
y paralicen las horas
de los relojes, Que nadie
deje que el tiempo prosiga
transcurriendo inexorable!
¡Toda la vida, contigo,
nos parecería un instante!
Por eso; porque, Señora,
nunca queremos, dejarte
y queremos, en volandas,
llevarte por nuestras calles,
uniendo ,así, Cielo y Tierra
y Tiempo, y Eternidades...
¡Vuelve a descender la Rampa
hasta la Calle del Aire!
¡Que no se cierren las puertas!
¡Que no te recoja, nadie!
¡Que se paren los relojes
mientras cantamos la Salve!
Ángel J. García Bravo.
MCMXCVII


1 comentario:

  1. ¡Que emocionante.... Parece que estamos viviendo ese momento tan especial del Viernes Santo. Y un DIEZ para ese Equipo Virginista que tiene nuestra Madre Marraja ....

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