
Soledad, porque has llorado tanto,
caminad con tu rostro entristecido,
y en tu corazón guardas ese llanto,
que llegó viendo a tu hijo herido
por la lanza, los clavos y el escarnio.
Alégrate porque son los tambores
y cornetas, tocando para Ti,
los que alejan mi pena y tu pena;
deja que brille el manto entre las flores;
goza, porque tu dolor Cartagena
lo lleva; y yo también sobre mis hombros.
Rafael Sánchez Pagán.
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